El viaje comenzó en Atenas, donde visitamos la Acrópolis, y después continuó por diferentes islas griegas, como Rhodas, Santorini y Cefalonia.

Todo ello maravilloso, aunque destacaría la ciudad medieval de Rhodas y la luz de Santorini.

Después, el crucero llegó a Dubrovnick, donde vimos la zona medieval, aunque la parte moderna también es muy bonita.
Más tarde, en Italia pudimos desembarcar en Ravenna, donde apreciamos los maravillosos mosaicos bizantinos de San Apolinar el Nuevo, San Vital y el mausoleo de Gala Placidia, todos muy bien conservados y relevantes en la historia del arte.

Finalmente, logramos ver el amanecer en Venecia mientras el barco arribaba al puerto, sobre las 6 de la mañana, algo inigualable.

Rosa y Jose